George Alan Kelly, de 75 años, quien está acusado de asesinar a un ciudadano mexicano en su propiedad de Arizona alegó en su defensa que fue incriminado por narcotraficantes violentos que han usado sus tierras para actividades ilícitas.
El anciano ranchero enfrenta un cargo de asesinato en primer grado y dos cargos de agresión por la muerte de Gabriel Cuen-Butimea, de 48 años, en su rancho en la frontera en los alrededores de Nogales, Arizona ocurrido el 30 de enero, según publicó el New York Post.
Brenna Larkin, abogada defensora de Kelly en el condado de Santa Cruz, argumentó que su cliente está siendo atacado por contrabandistas que intimidaban a los testigos con la intención de sesgar la investigación.
Larkin señaló que los narcotraficantes tienen como objetivo “asegurar su ruta” a través de la propiedad de Kelly y lanzar así una advertencia a otros rancheros de la localidad para que no los desafíen.
“Absolutamente, lo menos probable que sucedió en este caso es que el Sr. Kelly decidió al azar… comenzar a dispararle a personas al azar”, argumentó Larkin, y acusó que existía un “gran incentivo” para que falsos testigos testificaran tras “sucumbir a la presión” de los traficantes.
Anteriormente Kelly les dijo a los investigadores que disparó tiros de advertencia al aire después de ver hombres con AK-47 en su propiedad. Luego afirmó haber encontrado el cuerpo de Cuen-Butimea horas después, cuando estaba revisando su caballo.
La fiscal del estado, Kim Hunley, se dirigió a la corte solo brevemente durante la audiencia para reiterar la posición de la fiscalía de que Kelly “le disparó a un hombre desarmado por la espalda mientras corría para salvar su vida”.
Larkin citó la investigación del tiroteo de “Rust” en el vecino Nuevo México, que condujo a cargos de homicidio involuntario contra Alec Baldwin, como un ejemplo del tipo de investigación exhaustiva que se le había negado a Kelly antes de su arresto.
“Este caso se acusó primero y se investigó después”, advirtió.
La declaración de Larkin detalló varias fallas percibidas en la investigación sobre la muerte de Cuen-Butimea, incluida la ausencia de evidencia balística que vincule a Kelly con el tiroteo y la falta de investigación de los posibles testigos por parte de los investigadores, a pesar de las declaraciones inconsistentes.
“Parece haber un doble estándar para estas declaraciones de testigos. Parece haber un sesgo de confirmación en esta investigación”, dijo mientras calificó el caso como un “barril de pólvora” con un interés “altamente politizado”.
Kelly se encuentra actualmente detenido con una fianza fijada en $1 millón de dólares, que se redujo el miércoles de efectivo a garantía.
Al final del proceso, el juez Emilio G. Velásquez se negó a aceptar la propuesta de Larkin de reducir la fianza de Kelly de $1 millón de dólares en efectivo a $250,000 dólares en garantía. Sin embargo, accedió a modificar el millón de dólares como garantía.
Kelly, quien vestía el atuendo naranja de presidiario y un chaleco protector, se miró las manos durante la mayor parte de la audiencia y deberá retornar a la corte para otra audiencia el viernes a las 9 a.m. hora local.