La denuncia de un familiar que notó que el comportamiento de una niña de nueve años era extraño, sirvió para destapar una cloaca de horrores que la menor vivió en Colombia desde que tenía siete años. En el abuso y explotación sexual de la menor participó su propia madre, su abuelo y su padrastro. Todo ocurría en el lugar donde la pequeña debía estar a salvo; su casa. Ella tuvo que fabricar su propio lugar seguro, lo hizo en un cuaderno en el cual anotó lo vivido.

Tras la denuncia, la policía comenzó a entrevistar a la niña, le realizaron pruebas psicológicas y otros protocolos de investigación, los cuales arrojaron que era víctima de abuso sexual. Los escritos de su cuaderno también dejaron ver que ya tenía afectaciones por los aberrantes hechos de los que fue objeto.

La Policía Metropolitana de Calí realizó dos allanamientos, en los que fue posible detener a la mujer, su padre y su pareja sentimental, quien era padrastro de la niña. Los dos hombres violaban sistemáticamente a la menor, mientras la mujer filmaba.

Acondicionaron una habitación con enseres rosados, disfraces y parafernalia que representaban un escenario infantil, para cometer los abusos, los cuales realizaban los lunes y jueves. Para cometer este terrible acto daban a la niña pastillas para dormir. Los videos los vendían en el extranjero, con ellos obtuvieron ganancias de 5,000,000 de pesos colombianos al mes.

Durante los allanamientos fue posible asegurar cinco teléfonos celulares, en ellos estaba parte del material delictivo que probaba que la niña  fue víctima de abusos y quienes fueron sus verdugos.

Los implicados fueron puestos a disposición de un Juez de Control de Garantías que les dictó medida de aseguramiento intramural por los delitos de concierto para delinquir en concurso heterogéneo sucesivo con acceso carnal abusivo, actos sexuales, acceso carnal violento con menor de 14 años agravado y pornografía con persona menor de 18 años.