El Ministerio de Salud argentino confirmó un total de siete fallecimientos y 56 casos de personas contagiadas con el virus de la encefalitis equina del oeste (EEO), el primer brote de la enfermedad en este país sudamericano desde 1996.
A través de un boletín epidemiológico nacional (BEN), la cartera sanitaria precisó que los 56 casos se registraron en seis de las 24 provincias argentinas, e indicó que el número de fallecidos se elevó de cinco a siete respecto del boletín previo.
Los casos de la enfermedad se han concentrado fundamentalmente en la región central del país, ya que 55 de los 56 contagios corresponden a las provincias de Buenos Aires (31), Santa Fe (13), Entre Ríos (5), Córdoba (4) y la capital federal (2).
La EEO también afectó a una persona de Santiago del Estero (noreste).
De acuerdo con el BEN, los 56 casos requirieron la hospitalización de los afectados y la mediana de edad de los casos confirmados es de 58,5 años, con un máximo de 81 años y un mínimo de cuatro meses de edad.
«El 82 por ciento de los casos confirmados corresponde a personas de sexo masculino y el 18 por ciento al sexo femenino», reza el texto.
En cuanto a los decesos, el reporte explica que se dieron en personas de entre 36 y 74 años, siendo cinco hombres y dos mujeres.
La EEO es una enfermedad causada por un virus que se transmite a través de la picadura de mosquitos infectados que actúan como vectores, principalmente en áreas rurales.
El 25 de noviembre pasado, las autoridades sanitarias nacionales informaron sobre la detección viral en caballos y, desde ese momento, la cartera de Salud activó una alerta en todo el país para detectar posibles casos en personas.
En humanos la EEO tiene un periodo de incubación de dos a diez días y la mayoría de los casos son asintomáticos o se presentan como cuadros leves con fiebre, cansancio, dolores musculares y malestar general que se resuelven espontáneamente en siete a diez días.
El Ministerio de Salud ha recomendado a la población el saneamiento ambiental de los predios donde se alojan caballos y personas asociadas a la actividad con equinos, y la protección personal de quienes trabajan o viven en las inmediaciones de lugares propicios para el desarrollo de mosquitos y donde se alojan caballos.
