El pasado 1 de noviembre, durante un mitin en Michigan, el candidato presidencial republicano Donald Trump declaró que, de ser electo, impondría un arancel del 100% a todos los vehículos de Stellantis si la empresa trasladara empleos de Estados Unidos a México.

Trump afirmó: “Díganle a Stellantis que si planean mudarse, les vamos a cobrar un arancel del 100% por cada coche, y no se mudarán”. Pese a ello, la empresa aceleró la construcción de sus nuevas y enormes instalaciones en el área industrial de Derramadero, al sur de Saltillo, en donde presumiblemente producirá una pick up eléctrica.

Esta declaración de Trump surge en el contexto de que Stellantis, propietaria de marcas como Chrysler, Dodge y Jeep, ha incrementado su producción en México. En agosto de 2024, la empresa inició la fabricación de vehículos eléctricos en su planta de Toluca, con una inversión cercana a los 1 mil 600 millones de dólares. Además, en octubre, Stellantis anunció planes para producir en México su camioneta más vendida, la Ram 1500, lo que ha generado preocupaciones sobre posibles pérdidas de empleos en Estados Unidos.

Las amenazas de Trump buscan disuadir a las empresas automotrices de trasladar operaciones fuera de Estados Unidos, argumentando que tales movimientos perjudican la industria y el empleo en su país. Sin embargo, expertos señalan que la cadena de suministro automotriz en Norteamérica está altamente integrada, y la imposición de aranceles podría tener repercusiones económicas tanto para Estados Unidos como para México .

Hasta la fecha, Stellantis no ha emitido un anuncio oficial sobre la ampliación de sus operaciones en Derramadero. Sin embargo, se han observado construcciones significativas en sus instalaciones, incluyendo nuevas naves industriales de gran tamaño.

Estas expansiones sugieren preparativos para la producción de vehículos eléctricos, como la camioneta RAM 1500 REV 2025, aunque la empresa mantiene el hermetismo y no ha confirmado públicamente los detalles de estos proyectos.