El carfentanilo, un opioide sintético de altísima potencia, se ha convertido en una amenaza creciente en la crisis de opioides que enfrenta Estados Unidos. Según la Administración para el Control de Drogas (DEA), esta sustancia es 10,000 veces más fuerte que la morfina y 100 veces más que el fentanilo, lo que la hace potencialmente letal incluso en dosis mínimas.
Los casos de muertes por carfentanilo aumentaron de manera alarmante: pasaron de 29 en la primera mitad de 2023 a 238 en el mismo periodo de 2024, de acuerdo con datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) citados por la DEA.
La droga, originalmente diseñada para uso veterinario en animales grandes como elefantes, ha sido identificada en al menos 37 estados. En lo que va de 2024, los laboratorios de la DEA analizaron más de 100 kilogramos de carfentanilo mezclado con otras sustancias, superando el total incautado en los tres años anteriores.
Uno de los cambios más preocupantes es la forma en la que el carfentanilo aparece en el mercado ilegal: ahora se presenta mayormente en tabletas que imitan medicamentos recetados, lo que aumenta el riesgo de consumo involuntario por parte de los usuarios.
Su uso se ha popularizado entre los traficantes por su capacidad de incrementar la potencia de otras drogas y con ello, las ganancias. Sin embargo, esta práctica está generando un repunte de sobredosis, muchas veces entre personas que ni siquiera saben que están consumiendo una sustancia tan peligrosa.
Tan solo 0.02 miligramos de carfentanilo pueden ser mortales, lo que subraya el altísimo riesgo de esta sustancia. Tratar una sobredosis es complejo: aunque la naloxona —antídoto común contra opioides— puede ayudar, las dosis habituales no son suficientes. Se requieren múltiples aplicaciones en poco tiempo, y aun así, el resultado no siempre es exitoso.
Los síntomas de intoxicación por carfentanilo aparecen rápidamente y pueden incluir depresión respiratoria, somnolencia, desorientación, pupilas contraídas y piel fría o húmeda. Ante una sospecha de sobredosis, los CDC recomiendan administrar naloxona si está disponible y contactar inmediatamente a los servicios de emergencia.
La DEA recuerda que el carfentanilo ya había tenido picos de aparición en 2016-2017 y 2019-2020, pero su resurgimiento actual —en presentaciones más accesibles y engañosas— marca una nueva fase de la epidemia de opioides en EE.UU.
Las autoridades insisten en que la concienciación es clave. Advierten sobre el peligro de consumir drogas ilícitas o pastillas no recetadas, que pueden estar adulteradas con carfentanilo sin que el usuario lo sepa. “Una pastilla puede matar”, es el mensaje central de las campañas de prevención.
El llamado es a la educación, el acceso a naloxona y el apoyo comunitario como herramientas para contener esta nueva ola letal en la crisis de opioides.