Un enfrentamiento armado entre fuerzas de seguridad mexicanas y presuntos integrantes del crimen organizado dejó un saldo de cuatro muertos, entre ellos Baldemar Calderón Carrillo, alias El Tío Balde, considerado líder y fundador del Cártel de Chiapas y Guatemala (CCyG). El hecho ocurrió tras un operativo conjunto en la frontera entre México y Guatemala.
La información fue confirmada por Óscar Aparicio, titular de la Secretaría de Seguridad del Pueblo en Chiapas, quien señaló que El Tío Balde era jefe de plaza en Guatemala y operaba como reclutador de kaibiles, militares de élite guatemaltecos, para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
El operativo estuvo a cargo de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP), corporación estatal especializada, y se llevó a cabo en la zona de Las Champas, en Frontera Comalapa, extendiéndose hasta Las Mesillas, en Huehuetenango, Guatemala. Durante la acción, también fue detenido El Teniente, uno de los hijos del capo.
De acuerdo con medios locales, El Tío Balde, de origen guatemalteco, se encontraba en la lista de los más buscados del Ministerio de Gobernación de Guatemala, señalado por el delito de asesinato. Su ficha fue difundida internacionalmente por Crime Stoppers, red de denuncia ciudadana que colabora con cuerpos policiales como la Policía Nacional Civil (PNC).
El Cártel de Chiapas y Guatemala se dio a conocer públicamente en 2024. Aunque mantiene vínculos con desertores del CJNG, ha difundido mensajes reivindicando su autonomía y amenazando directamente al Cártel de Sinaloa, con el que disputa el control del territorio en la región fronteriza.
El operativo fue resultado de una emboscada previa ocurrida el 2 de junio, en la que agentes de la Policía Estatal Preventiva de Chiapas fueron asesinados y calcinados. La FRIP persiguió a los responsables hasta el Barrio La Unión, ya en suelo guatemalteco, donde se desató un intenso tiroteo.
La Gobernación de Huehuetenango confirmó la incursión de fuerzas mexicanas, mientras que el Ejército de Guatemala y la Policía Nacional Civil intervinieron para cerrar el paso fronterizo y contener la situación. El evento tensó las relaciones entre ambos países.
En respuesta, el gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez, acusó a las autoridades guatemaltecas de presunta colusión con el crimen organizado. “Es muy delicado que autoridades encargadas de velar por la seguridad de sus conciudadanos participen en estos actos (…) lo peor es estar al servicio de la delincuencia”, declaró.