En el ojo del huracán se encuentra el primer ministro de Australia, Scott Morrison, luego de que se filtraran a redes sociales y medios de comunicación, una serie de videos y fotografías de índole sexual de empleados del gobierno tomadas en las instalaciones del parlamento.
Antes de este escándalo, Morrison había sido duramente criticado ante una acusación de violación por parte de una ex empleada hacia un trabajador del propio gobierno, mismo que no fue manejado como ciertos colectivos feministas estaban exigiendo.
Presuntamente, los videos y fotos habrían sido primero compartidos en un chat grupal privado antes de que alguien los filtrara publicamente.
El material ha desatado un revuelo, sobre todo porque llegan precedidos por una serie de casos que empañan las esferas políticas australianas y que han generado protestas en todo el país.
El denunciante, quien solo se identificó como Tom, informó en la prensa que empleados del gobierno y diputados usaban a veces la sala de oración del Parlamento para mantener relaciones sexuales y que habían traído a prostitutas al edificio «para el placer de los diputados de la coalición».
Al respecto, el primer ministro ha declarado que se encuentra impactado, enojado y siente mucha vergüenza al respecto.
«Estoy impactado, es simplemente embarazoso, me siento enojado porque lo que ha pasado en más de una ocasión durante el transcurso de este mes… es una desgracia».
Declaró también respecto al acoso y discriminación que han sufrido las mujeres históricamente.
«Las mujeres han estado viviendo esta basura sus vidas enteras, así como sus madres lo hicieron, y sus abuelas lo hicieron…. y nosotros hemos estado discutiendo esto tan solo un mes», dijo lamentando.