Luisiana se preparaba este miércoles para su tercer huracán del año, mientras Zeta, la 27ma tormenta con nombre de una histórica temporada de huracanes en el Atlántico, avanzaba en su camino para tocar tierra al sur de Nueva Orleans.
Zeta recuperó este miércoles la categoría de huracán tras pasar sobre la Península de Yucatán, y se esperaba que golpeara este día por la noche la costa estadounidense del Golfo de México.
Las alertas de huracán cubrían desde Morgan City, Luisiana, y a lo largo de la costa de Mississippi hasta la línea divisoria con Alabama. La alerta de huracán en la costa de la franja noreste de Florida se amplió hacia el este hasta el límite entre los condados de Walton y Bay.
La tormenta mostraba este miércoles por la mañana unos vientos máximos sostenidos de 136 kilómetros por hora, y tenía su centro 514 kilómetros al sur-suroeste de la desembocadura del Río Mississippi.
Se esperaba que el centro de Zeta llegara a la costa norte del Golfo de México y tomara tierra por la tarde en el sureste de Luisiana, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos. El meteoro avanzaría por la noche cerca de la costa de Mississippi y cruzaría el sureste y este de Estados Unidos el jueves.
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, pidió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, una declaración de zona de desastre antes de la tormenta. Edwards, la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, y el alcalde de Biloxi, Mississippi, Andrew “FoFo” Gilich, declararon emergencias. Trump declaró la emergencia en Luisiana el martes por la noche.
“No hay duda de que hemos visto mucho este año, con el COVID y tantas amenazas y tantas tormentas”, dijo Gilich en una nota de prensa, “pero esta tormenta muestra que aún no lo hemos visto todo”.
Mientras se acercaba la tormenta, las autoridades de Nueva Orleans anunciaron que una turbina que generaba energía para el envejecido sistema de bombas de drenaje de la ciudad se había averiado el domingo sin previsiones de una rápida reparación. Había suficiente energía para mantener las bombas en marcha si era necesario, pero eso dejaba a las autoridades con poca energía de reserva en caso de avería en otras turbinas, según explicaron funcionarios en una conferencia de prensa con la alcaldesa, LaToya Cantrell.
Las autoridades indicaron que están barajando opciones para conseguir energía y hacer reparaciones si surgieran otros problemas técnicos. Las previsiones apuntaban a entre 5 y 15 centímetros de lluvia en la zona de Nueva Orleans. Las autoridades señalaron que se esperaba que Zeta se moviera relativamente deprisa, lo que podría reducir la amenaza de inundaciones.
Zeta batió el récord de la 27ma tormenta con nombre registrada más pronto en la temporada del Atlántico, superando a la registrada el 29 de noviembre de 2005. También es el 11mo huracán de la temporada. Una temporada media tiene seis huracanes y 12 tormentas con nombre.
La extraordinaria temporada de huracanes ha llamado la atención sobre el papel del cambio climático, que según los científicos provoca tormentas más húmedas, fuertes y destructivas.
Luisiana ha sufrido este año dos tormentas tropicales y dos huracanes: Laura, que dejó al menos 27 muertos a su paso en agosto, y Delta, que agravó los daños dejados por Laura al golpear la misma zona unas semanas después. Nueva Orleans ha estado en alerta por ciclones tropicales siete veces este año, pero por ahora todos se han desviado al este o al oeste.
“No creo que vayamos a tener tanta suerte con esta”, consideró el director de emergencias de la ciudad, Colin Arnold.
La llegada de otra tormenta aumentaba las preocupaciones para las personas evacuadas por los huracanes anteriores. El estado albergaba a unos 3 mil 600 evacuados de Laura y Delta, la mayoría en hoteles de la zona de Nueva Orleans.
“Estoy física y mentalmente cansada”, contó una afectada Yolanda Lockett, de Lake Charles, de pie ante un hotel de Nueva Orleans.
Entre tanto, mucha gente repetía de nuevo el indeseado ritual de preparativos en la costa.
En St. Bernard Parish, una localidad en la costa de Luisiana al este de Nueva Orleans, Robert Campo preparaba su puerto deportivo, otra vez, para la llegada de una tormenta.
“Estamos cerrados cuatro o cinco días. Eso son cuatro o cinco días en los que nadie pesca. Son cuatro o cinco días en los que nadie atrapa langostinos. Son cuatro o cinco días en los que la economía no marcha”, dijo.
Información vía: El Financiero