Todo está listo para que Saúl «Canelo» Álvarez y Terence «Bud» Crawford se enfrenten este sábado 13 de septiembre en el Allegiant Stadium de Las Vegas, en una de las peleas más esperadas del año. Ambos boxeadores disputarán el campeonato indiscutido de las 168 libras, en un combate que promete marcar un antes y un después en la historia del boxeo.
El mexicano de 35 años pondrá en juego los cuatro cinturones de la división supermediana (CMB, OMB, AMB y FIB) ante un rival invicto que, a sus 37 años, subirá dos categorías de peso para intentar hacer historia. Crawford, reconocido por su técnica y poder, busca convertirse en campeón indiscutido en un tercer peso diferente, una hazaña sin precedentes en la era de los cuatro organismos.
Ambos pugilistas se vieron por última vez este jueves en el careo final previo al combate. A diferencia de encuentros anteriores, el ambiente fue de respeto. Canelo extendió la mano a Crawford y lo abrazó brevemente, antes de sostener una mirada fija. Posteriormente, Dana White intervino para cerrar el evento con ambos volteando hacia el público y disipando cualquier tensión.
En la conferencia de prensa posterior, Álvarez aseguró que ofrecerá su mejor versión, aunque evitó prometer un nocaut.
«Es difícil decir (si noquearé), me preparé para todo. Pondré todos mis elementos, si el nocaut llega, bien; si no, será una gran actuación», expresó el mexicano.
Por su parte, Crawford destacó el valor de enfrentar al campeón tapatío y lo que representa esta pelea para su legado.
«Sabemos lo que es Canelo y todo lo que lo rodea. Por eso tomé este reto, aquí es donde se forjan las leyendas», afirmó.
Ambos boxeadores comparten un dato clave: su alto porcentaje de nocauts. Álvarez cuenta con un récord de 63 victorias (39 por nocaut), mientras que Crawford se mantiene invicto con 41 triunfos (31 por la vía rápida). Esta combinación convierte el combate en un choque de estilos explosivos y un riesgo real para cualquiera que baje la guardia.
El ganador del encuentro no solo se quedará con los cinturones, sino también con el reconocimiento simbólico de ser el mejor libra por libra del mundo. En juego está el legado de dos figuras que, pase lo que pase, ya son parte de la élite del boxeo mundial.