Tras recuperarse ayer, ha sido un domingo duro y fuerte para Sergio Pérez, que partía del noveno al tercer puesto en el Gran Premio de Hungría.

El Hungaroring no es una pista que permita más adelantamientos y ese es el valor añadido del podio del mexicano.

Desde el principio, Sergio usó neumáticos duros, que cambió a medios varias veces, ayudándolo a luchar contra McLaren, el Ferrari de Carlos Sainz e incluso el Mercedes del múltiple campeón Lewis Hamilton.

Pero con buena estrategia, inteligencia y control absoluto de sus planes, el piloto tapatío supo aprovechar ciertos momentos, sacar el máximo partido a su RB19, y se encontró en el podio de Hungría, donde nunca antes había estado, compartiendo podio con el campeón absoluto Max Verstappen, quien tomó la delantera después de que Hamilton tropezara en la salida y no lo consiguiera. Lando Norris, que finalizó segundo, confirmó el gran momento de su equipo.

Además, tiró accidentalmente el trofeo del holandés mientras abría el champán, muy a su estilo.

Con Max ganando, Pérez tercero, el mexicano nombrado piloto del día y más puntos para verlo en lo más alto de la clasificación de constructores, Red Bull vuelve a ser el centro de atención.

Como si eso no fuera suficiente, fue la duodécima victoria consecutiva del equipo austriaco, estableciendo un nuevo récord de Fórmula 1.