El Hospital General de Zona No. 7 del IMSS en Monclova enfrentó ayer una protesta pacífica por parte del personal médico y administrativo, debido a las temperaturas superiores a los 50 grados centígrados que se registran en su interior por la falta de aire acondicionado. Enfermeras, médicos, camilleros y personal de limpieza se manifestaron frente al bloque B para exigir la pronta reparación del sistema de climatización, cuya falla se ha extendido por semanas.

Durante la protesta, realizada al término de la jornada laboral del martes, los trabajadores denunciaron que están laborando en condiciones infrahumanas, lo que ha provocado desmayos entre el personal y ha puesto en riesgo la salud de los pacientes. Algunos empleados relataron, bajo anonimato, que deben recurrir a bolsas de hielo, ventiladores portátiles y bebidas hidratantes compradas por familiares para poder continuar sus labores.

La situación ha impactado directamente la atención médica. Dos quirófanos del bloque B fueron cerrados debido al calor, lo que obligó a suspender cirugías y reubicar algunas en otras áreas como Ginecología. El dirigente sindical Raúl Rosales Durán advirtió que más de 600 trabajadores laboran en condiciones de riesgo, y anunció que si el IMSS no restablece la climatización antes del jueves por la noche, continuarán las protestas.

Esta crisis ocurre en medio de una millonaria inversión anunciada por el IMSS a principios de mayo: más de 198 millones de pesos para remodelar la Unidad de Medicina Familiar No. 7. Aunque el proyecto contempla mejoras estructurales, no incluye la reparación inmediata de los sistemas de climatización, que actualmente es la necesidad más apremiante del hospital.

El presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Coahuila, Humberto Prado, quien también funge como consejero del IMSS, indicó que se buscará redirigir parte del presupuesto hacia la solución del problema de ventilación.

Mientras tanto, la salud pública está en riesgo. Algunos pacientes han sido dados de alta antes de tiempo debido a que las condiciones dentro del hospital son más peligrosas que estar en casa. “No es vida, ni para nosotros ni para los pacientes”, lamentó un enfermero del área de urgencias.

La crisis de infraestructura pone en evidencia no solo la falta de mantenimiento en instalaciones médicas, sino también la necesidad urgente de mejorar la gestión institucional para garantizar el derecho a la salud en condiciones dignas.