A través de su página oficial de Facebook, el diputado Eduardo Olmos Castro, compartió la difícil experiencia que vivió durante una gira de promoción del estado por Japón, misma que realizó en 2011, cuando se desempeñaba como Alcalde de Torreón.
En su relato describe detalladamente lo que vivieron él y otros funcionarios coahuilenses durante el hecho, mostrado a continuación:
11 de marzo de 2011, Tokio, Japón.
Un grupo de coahuilenses, laguneros en su mayoría, regresábamos de Hamamatsu a Tokio en el tren bala después de una extenuante gira de trabajo promoviendo a Torreón y a Coahuila.
Mi amigo Marcos Durán, era el secretario de Fomento Económico de Coahuila y encabezaba la gira. Por parte de FOMEC (Fomento Económico Laguna), el exalcalde Salvador Jalife y Armando Carlos. En ese entonces yo tenía la distinción de ser Alcalde de Torreón y acompañaba al grupo, así como alguno que otro funcionario de la embajada mexicana en Japón de la desaparecida ProMéxico.
A las 2.46 de la tarde, el tren bala se desconectó y quedó parado en un paso elevado ante nuestro desconcierto. Miré hacia la ventana y vi los postes y cables de luz moviéndose, “¡Hace tierra!”, exclamé a mi muy torreonense estilo. “vean los cables”, dije.
Después nos dimos cuenta que los postes también se movían y que el tren se balanceaba en el paso elevado. Poco a poco me di cuenta de que no era viento, ni era tierra. “¡Está temblando!”, gritó alguien, seguramente haciendo réplica a lo que los japoneses tenían rato diciendo calladamente, más ninguno de los mexicanos entendíamos.
Por alguna razón, saqué mi teléfono Blackberry y empecé a tomar videos de lo que sería el terremoto y el tsunami más fuerte en azotar Japón en su historia reciente, 15 mil 897 muertos y más de 2 mil 500 personas aún desaparecidas.
Los videos que yo tomé de manera despistada e informal, en nada reflejan la magnitud de lo que sucedió, y no le hacen justicia a la reseña de la tragedia, simplemente reflejan a un grupo de personas que están tratando de hacer sentido de lo que estaba sucediendo.
Estábamos en un tren en un paso elevado, seguramente los sistemas hidráulicos del mismo tren y del puente atenuaron y amortiguaron el impacto que en la calle hizo que la gente se cayera en el piso o se tuviera que hincar apanicada.
Los videos los tomé antes de que se cortaran las comunicaciones y el internet. Alcancé a mandar un mensaje al grupo familiar que teníamos, en el que les decía que estaba temblando muy fuerte y que estaba bien, por si se cortaban las comunicaciones, el único que me contestó porque el horario en el que estaba era más temprano, fue Alejandro, mi hijo menor que estudiaba en Estados Unidos, el resto de la familia ya dormía, porque en México era cerca de la medianoche. Alejandro contestó con un “jajaja”, nunca pensó que yo estaba hablando en serio.
Muchas horas más tarde, entrábamos a un Tokio en tinieblas, los japoneses nunca habían visto a Tokio sin luz desde la Segunda Guerra Mundial, las plantas nucleares de donde deriva su energía, estaban inundadas y un accidente y un accidente nuclear estaba por suceder esa misma noche, de no ser por un grupo de ingenieros que se sacrificaron a sabiendas de que heroísmo les iba a costar la vida.
Fueron muchas historias, hace algunos días cuando buscaba material, di con los videos y decidí compartirlos, son cortos y algo insípidos, pero al final fueron la antesala de un evento histórico.
Vale la pena notar que el tren venía lleno a su capacidad y las únicas voces que se escuchaban eran las de nosotros los mexicanos, los japoneses observaban en silencio, un silencio que parecía presagiar el luto que estarían viviendo horas más tarde.