El Ministerio de Antigüedades egipcio ha sorprendido con el anuncio del descubrimiento de “la mayor ciudad jamás encontrada en Egipto” de unos 3 mil años de antigüedad. Los restos, bien conservados, se encuentran a escasos kilómetros de la antigua Tebas, concretamente en la otra orilla, la occidental, destinada a las tumbas y a los templos mortuorios.
Se trata de la ciudad “El ascenso de Atón”, que habría nacido alrededor del palacio de Malkata fundado por el faraón de la dinastía XVIII Amenhotep III, y que en realidad ya se había excavado parcialmente en los años 30 por C. Robichon y A. Varille, según recuerda el egiptólogo José Miguel Parra, lo que no resta importancia a la excavación actual que “con los conocimientos científicos permitirá descubrir muchas más cosas que hace casi un siglo”.
En este sentido, la ciudad corresponde a uno de los periodos más apasionantes del Imperio Nuevo, cuando Amenhotep III, padre de Akenatón (conocido como el faraón hereje), habría fundado el llamado “palacio del deslumbramiento de Atón”, y toda la infraestructura que conllevaba, apartado de Tebas, todavía no se sabe exactamente por qué. Se dice, por ejemplo, que sirvió para realizar su primera fiesta Heb Sed en la que el faraón renovaba su reinado, o se especula que pretendía huir de alguna epidemia desatada en la capital.
A la espera de que el yacimiento ayude a reconstruir el puzle de estos años cruciales del antiguo Egipto, los arqueólogos, dirigidos por el famoso egiptólogo Zahi Hawas, están recuperando zonas importantes de la ciudad. Los muros han aparecido casi completos, tienen unos tres metros de alto y muestran una forma de “zigzag, con un único punto de acceso”, lo que hace pensar que tenía una función defensiva. “Las calles están flanqueadas por casas”, ha detallado Hawas.
Según el comunicado, la ciudad estaría dividida en dos barrios, uno administrativo y otro comercial, en el que, por ejemplo, se ha encontrado una panadería, así como una gran cocina con hornos y también piezas de cerámica para el almacenamiento de alimentos. Entre las estructuras que ya se han podido identificar, se encuentra un área de trabajo con moldes para la producción de amuletos y objetos decorativos. También se ha localizado una zona para la fabricación de ladrillos usados en la construcción de templos y que llevan el sello con el nombre del faraón Amenhotep III.