CDMX.- Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional estuvo en Tuzantla y Tiquicheo horas antes de la incursión de sicarios de la Familia Michoacana, pero no impidió la ola de violencia que dejó 8 asesinados, 5 de ellos ejecutados en un mismo sitio.

Fue la madrugada del lunes que pobladores de la región documentaron la presencia de personal de la SEDENA, en un retén carretero en las inmediaciones de la desviación a la comunidad Ceibas de Trujillo, municipio de Tiquicheo.

Dicha localidad es identificada como escondite del jefe de plaza “El Chaparro”, exoperador de la Familia Michoacana, cuya traición al líder de ese cártel, Johnny Hurtado “El Pez”, generó horas después, la irrupción de La Familia en Tuzantla para buscar al Chaparro y su gente.

Según los pobladores, los soldados acudieron a la carretera Tuzantla – Tiquicheo, luego de reportarse enfrentamientos entre grupos del crimen organizado durante la madrugada.

Sin embargo, las mismas fuentes indican que los soldados -que serían del cuartel militar de Tiquicheo- estaban comprados por La Familia Michoacana y su intención era localizar al Chaparro y sus pistoleros, que habrían huido la víspera de ese día por la sierra.

Esto explicaría por qué, poco más de 24 horas después, decenas de sicarios de La Familia Michoacana irrumpieron en el municipio de Tuzantla sin ser molestados por alguna autoridad, y por un par de horas ejecutaron a 8 personas, catearon viviendas y quemaron al menos un vehículo, mientras se grababan riendo y celebrando sus actos delictivos.

Fue hasta que los sicarios se retiraron, que al municipio arribaron soldados y policías estatales.

Aunque el gobierno federal indicó que había cinco hombres y una mujer detenidos por este caso, las autoridades estatales desmintieron la información, por lo que hasta el momento no hay un solo detenido por la ola de terror.