Con una mezcla de gratitud, fe y determinación, Fátima Bosch celebró su coronación como Miss Universo, convirtiéndose en la cuarta mexicana en obtener este título, después de Lupita Jones, Ximena Navarrete y Andrea Meza.

La tabasqueña de 24 años pasó al grupo de cinco finalistas haciendo la clásica señal del corazón con las manos. Minutos después, ya con el ramo de flores y la corona, se persignó, fiel a sus creencias religiosas. Superó a la representante de Tailandia, quien contaba con el apoyo de la localía.

El triunfo marcó un contraste con lo ocurrido 16 días antes, cuando Fátima se volvió tendencia mundial tras enfrentar a Nawat Itsaragrisil, director de Miss Universo Tailandia, quien la insultó por no publicar contenido del evento en redes. Pese a las amenazas, Fátima se levantó de su asiento y abandonó el salón acompañada por otras concursantes.

Horas previas al certamen, preocupó la noticia de que había sufrido una lesión al pisar un vidrio descalza. Sin embargo, durante las pasarelas en traje de baño, vestido de noche y durante su coronación, no mostró señales de molestia.

En redes sociales, el apoyo a la mexicana fue constante, con mensajes como “Vamos México, sí se puede”, “Fátima, la más bella” y “Nadie podrá con ella”.

Su historia personal también resonó: de niña sufrió bullying por padecer dislexia y déficit de atención, experiencias que la hicieron desarrollar resiliencia. “Los niños pueden llegar a ser muy crueles, pero no tengo rencor… hay que tener empatía”, recordó en una entrevista.

A partir de ahora, Fátima inicia un reinado de doce meses como la nueva Miss Universo.