Una célula del Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano se entrena en operaciones antiterroristas como parte de un protocolo internacional de seguridad rumbo al Mundial de Futbol. La capacitación se realiza en conjunto con militares de Panamá, Nicaragua y Colombia.
Aunque en México no existen amenazas terroristas activas, las Fuerzas Armadas se preparan bajo estándares internacionales para responder ante posibles atentados en eventos de alto perfil como la Copa Mundial de la FIFA 2026, que México coorganizará junto a Estados Unidos y Canadá.
Fuentes del Ejército indicaron que este tipo de adiestramiento forma parte del fortalecimiento de la capacidad de respuesta ante situaciones de riesgo, especialmente en eventos masivos. Se trata de una práctica que comenzó desde 1986, cuando México fue sede del Mundial y creó sus primeras unidades de élite con este fin.
“El origen de estas unidades se remonta precisamente al Mundial del 86, cuando se previó tener grupos preparados para responder ante escenarios de terrorismo. A partir de ahí, se ha desarrollado mejor equipamiento, nuevas técnicas y armamento más avanzado”, explicó el teniente coronel “F”, quien pidió anonimato por razones de seguridad.
Actualmente, 13 militares —incluidos dos panameños, un nicaragüense y un colombiano— se entrenan durante tres meses en el Centro de Adiestramiento de Fuerzas Especiales (CAFE), ubicado en el Campo Militar 37-B en Temamatla, Estado de México.
El curso, vigente desde 1994 y en constante actualización, incluye fases técnicas, tácticas y de simulación de operaciones reales. Según el capitán “Ril”, uno de los instructores, las primeras etapas se enfocan en habilidades individuales como medicina táctica, manejo de explosivos y rapel, para después integrarse en escenarios urbanos de intervención y rescate.
Los soldados que acceden a este programa deben superar pruebas físicas, médicas y psicológicas, además de recibir formación en derechos humanos y uso de la fuerza. La meta es contar con personal capacitado para ejecutar rescates de rehenes, detención de objetivos prioritarios y otras operaciones de alto riesgo.
Las prácticas se realizan en la llamada “casa de intervención”, un espacio de entrenamiento donde se emplean explosivos y municiones reales. Estos ejercicios están diseñados para simular situaciones límite que exigen coordinación, confianza y reacción inmediata bajo presión.
Con esta preparación, el Ejército Mexicano fortalece sus capacidades operativas no solo para participar en eventos internacionales, sino también para integrarse en misiones multinacionales y protocolos de seguridad global.