El Senado de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para prohibir la importación de productos de la región china de Xinjiang, con el que busca presionar a Pekín por lo que Washington considera abusos contra la comunidad musulmana uigur.
La Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uigur, que la Cámara Alta aprobó por unanimidad la noche del miércoles, busca prohibir la importación de productos elaborados mediante el trabajo forzoso supuestamente utilizado en esa región del noroeste de China.
El proyecto fue enviado paraconsideración de la Cámara de Representantes.
“El mensaje para Pekín y cualquier empresa internacional que se beneficie del trabajo forzoso en Xinjiang es claro: no más», dijo el senador republicano Marco Rubio en un comunicado.
La aprobación tuvo una rápida condena el jueves de Pekín, que niega todas las acusaciones de abusos e insiste en que sus políticas de Xinjiang son necesarias para contrarrestar el extremismo violento.
Las últimas acusaciones son «completamente inconsistentes» con los hechos y ponen en peligro el comercio. «Las acciones de Estados Unidos dañan gravemente la seguridad y la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro mundiales», señaló el Ministerio de Comercio de China en un comunicado.
“Esto no favorece a China ni a Estados Unidos, y no favorece la recuperación económica mundial. China se opone firmemente», agregó.
Estados Unidos prohibió a finales de junio la importación de materiales para paneles solares de una empresa china e impuso restricciones comerciales a otras cuatro por presunto uso de mano de obra forzada de Xinjiang.
Y la semana pasada impuso sanciones a 34 empresas y otras entidades relacionadas con el ejército y la política china hacia la minoría uigur, así como por facilitar exportaciones a Rusia e Irán.
En tanto, el secretario de Estado, Antony Blinken, se reunió con sobrevivientes de los campos de trabajo forzado de Xinjiang la semana pasada en Washington.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos afirman que al menos un millón de uigures y otras minorías, en su mayoría musulmanas, son prisioneros en campos de trabajo forzoso de Xinjiang, donde también se acusa a China de esterilizar mujeres a la fuerza.