El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aceptará un avión Boeing 747-8 de lujo como regalo por parte de la familia real de Qatar durante su próxima gira por Medio Oriente, según informes oficiales. La aeronave podría ser adaptada para funcionar como una versión alternativa del Air Force One durante su segundo mandato presidencial.
La entrega del avión se anunciaría oficialmente durante la visita de Trump a Qatar, como parte de su primer viaje extendido de este nuevo mandato, que también incluye paradas en Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos. El avión sería utilizado hasta poco antes de que Trump deje el cargo, en enero de 2029, momento en el que pasaría a formar parte de la fundación que supervisará su biblioteca presidencial.
Según reportó ABC News, la Fuerza Aérea planea incorporar al jet sistemas de comunicación seguros y otras modificaciones clasificadas para que sea apto para uso presidencial. Sin embargo, expertos advierten que, pese a las mejoras, el avión tendría capacidades limitadas en comparación con los actuales modelos del Air Force One, como el VC-25A, o los dos nuevos aviones aún en construcción.
Funcionarios estadounidenses han señalado que la aceptación del regalo cumple con la legalidad vigente, aunque la Cláusula de Emolumentos de la Constitución prohíbe que un presidente acepte obsequios de gobiernos extranjeros sin consentimiento del Congreso. Por ello, se preparó un análisis jurídico anticipado para justificar la legalidad del acto.
El Pentágono confirmó la aceptación del avión a través del secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien aseguró que se cumplirán todas las regulaciones y se garantizará la seguridad del presidente. “Le están dando a la Fuerza Aérea de Estados Unidos un jet”, afirmó Trump en el Despacho Oval al ser consultado sobre el tema.
Actualmente, el gobierno estadounidense espera la entrega de dos nuevos modelos de Air Force One, también fabricados por Boeing, pero cuyo desarrollo ha enfrentado retrasos millonarios, con entregas previstas recién para 2027 y 2028.
Qatar, sede de la aerolínea Qatar Airways, ha mantenido una relación ambivalente con Trump. Aunque el presidente apoyó en su primer mandato un boicot contra Doha, más tarde elogió al país por su cooperación bilateral. Además, Trump mantiene intereses comerciales en la región, incluyendo un proyecto de complejo de golf en Qatar gestionado por la Organización Trump y su socio local Qatari Diar.
Si bien la Casa Blanca ha negado que exista un conflicto de interés, algunos críticos cuestionan la relación entre las decisiones diplomáticas de Trump y los vínculos empresariales de su familia. En defensa, el equipo del presidente argumenta que sus activos están en fideicomiso y que existe un acuerdo ético voluntario, aunque este permite tratos con empresas extranjeras privadas, una desviación del protocolo que regía en su primer mandato.