El presidente Donald Trump dijo estar dispuesto a una eventual reconciliación con Elon Musk, aunque subrayó que en este momento no es una de sus prioridades. La declaración llega tras varios días de tensión pública entre ambos, marcando una grieta entre dos figuras clave del conservadurismo político y tecnológico de Estados Unidos.
Durante una entrevista en el pódcast de la columnista Miranda Devine, grabada el lunes pero difundida el miércoles, Trump fue cuestionado sobre la posibilidad de reanudar el diálogo con el empresario. “Supongo que podría, pero tenemos que arreglar el país. Mi única función ahora es devolverle a este país un nivel más alto del que jamás haya tenido”, respondió el exmandatario.
El mismo día, Musk expresó en su red social X (antes Twitter) que se arrepentía de algunas declaraciones contra Trump, reconociendo que “fueron demasiado lejos”. La declaración fue interpretada como un gesto de distensión tras semanas de confrontación verbal.
La ruptura entre ambos se agudizó cuando Musk rechazó de forma enérgica una propuesta presupuestaria impulsada por Trump, calificándola como una “abominación repugnante” que —según él— aumentaría el déficit federal en más de dos billones de dólares. Este desencuentro marcó el final de la colaboración en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), del cual Musk formó parte hasta mayo.
En respuesta, Trump insinuó la posibilidad de revisar subsidios y contratos vinculados a las empresas del magnate, lo que elevó aún más la tensión. A esto se sumó la publicación —y posterior eliminación— por parte de Musk de mensajes en redes sociales donde, sin pruebas, lo vinculaba al caso Jeffrey Epstein.
En declaraciones a la prensa, Trump intentó bajar el tono: “Le deseo lo mejor”, dijo sobre Musk. Este replicó brevemente en X: “Lo mismo digo”. Sin embargo, el expresidente también expresó desconcierto sobre el distanciamiento: “No sé cuál es su problema, la verdad. No he pensado mucho en él últimamente”.
Musk, por su parte, ha insistido en que su respaldo financiero fue determinante en la campaña presidencial de Trump en 2024, aportando cerca de 300 millones de dólares. Este apoyo, según algunos sectores conservadores, ahora se espera que sea canalizado hacia las primarias contra legisladores republicanos que avalaron la polémica ley presupuestaria.
Ante esa posibilidad, Trump advirtió en entrevista con NBC que Musk podría enfrentar “graves consecuencias”, aunque no especificó a qué se refería.
Otros indicios refuerzan el enfriamiento de la relación: un Tesla rojo que Trump adquirió como gesto de apoyo a Musk ya no se encuentra en la Casa Blanca, y varias publicaciones del empresario en redes sociales —incluidas aquellas relacionadas con Epstein— han sido eliminadas.
El distanciamiento comenzó con la salida de Musk del DOGE, un momento en que Trump aún reconocía su valor como aliado. Sin embargo, el desacuerdo sobre la política fiscal terminó por transformar una diferencia técnica en un conflicto político de alto perfil.