Los restos del octavo detenido y desaparecido durante la dictadura cívico-militar (1973-1985) en Uruguay, encontrados e identificados como pertenecientes a Luis Eduardo Arigón, fueron velados en la ciudad de Montevideo y luego recibieron sepultura, difundió la prensa uruguaya.
El homenaje fue organizado por Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos y tuvo lugar la mañana del miércoles en el edificio central de la Universidad de la República con la asistencia de cientos de personas, entre militantes, familiares y amigos.
La representante de la organización, Laura Boiani, leyó en el acto una carta en la que destacó que «la lucha dio resultado» y «dimos un paso más hacia la verdad», al agregar la intención de «acompañar» a Luis Eduardo y a toda su familia.
Los restos fueron hallados en julio de este año en un predio militar cercano a Montevideo y la identificación se hizo el 24 de septiembre anterior, con lo que «Luis Eduardo vuelve a su casa, a su familia y a su pueblo».
En tanto, el integrante de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos, Ignacio Errandonea, resaltó que Arigón fue «un mártir» del movimiento popular, «un luchador que lo quisieron hacer desaparecer y lo encontramos, como vamos a encontrar a todos nuestros familiares».
Con 51 años, Arigón, militante del Partido Comunista del Uruguay (PCU), fue detenido por fuerzas represivas de la dictadura el 14 de junio de 1977, en el apartamento donde vivía con su esposa y dos hijas.
Fue trasladado entonces al centro de detención ilegal «La Tablada» de Montevideo y su destino se desconoció hasta el hallazgo de los restos en un predio militar de la periferia de la capital uruguaya, en julio pasado.
Durante la dictadura uruguaya hubo 197 desaparecidos a manos de la represión y hasta el momento solo se han identificado seis cuerpos en el país, según la Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente.
La justicia uruguaya ha procesado a una veintena de militares y policías por la represión ilegal, entre ellos dos exdictadores por delitos de «desaparición forzada», gracias a excepciones a la Ley de Impunidad ratificada en dos referéndums.