Una reciente evaluación diagnóstica reveló que entre el 80% y el 90% de los estudiantes mexicanos de tercero de secundaria presentan deficiencias severas en su aprendizaje, especialmente en matemáticas, lenguaje y pensamiento crítico. En el caso de tercero de primaria, 8 de cada 10 alumnos también resultaron mal evaluados.
Los resultados, obtenidos por EL UNIVERSAL y aplicados al inicio del ciclo escolar 2024-2025 por la extinta Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu), muestran un panorama alarmante. En secundaria, el campo formativo de Saberes y pensamiento científico (que incluye matemáticas), y Ética, naturaleza y sociedades, son donde 9 de cada 10 alumnos no alcanzaron el nivel esperado.
En el campo de De lo humano y lo comunitario, sólo 2 de cada 10 estudiantes de tercero de secundaria demostraron comprensión adecuada. La evaluación abarcó cuatro campos formativos en más de mil escuelas por grado, involucrando a medio millón de alumnos de educación básica, sin encontrar un solo grado o campo donde la mayoría alcanzara resultados satisfactorios.
En primaria, tercero fue el grado con peores resultados. En Lenguaje, apenas 13.3% de los estudiantes demostraron aprendizajes plenamente desarrollados. En matemáticas, la cifra fue del 18.95%, y en Ética, apenas 17.29% lograron un nivel adecuado. En comprensión comunitaria, sólo 15.35% mostraron progreso.
Expertos advierten que estos bajos niveles de aprendizaje están generando un efecto dominó: desmotivación, abandono escolar y escasas oportunidades a futuro. De hecho, solo en el ciclo escolar 2024-2025, 994 mil 219 estudiantes abandonaron las aulas, según datos del organismo civil Educación con Rumbo (ECR).
Para Juan Alfonso Mejía, extitular de Educación Pública en Sinaloa, el rezago académico afectará directamente el futuro laboral de los estudiantes. «Se están quedando al final de la fila en el mercado laboral. Esto impactará su capacidad de ingreso y reducirá la competitividad del país», advirtió.
Añadió que con resultados tan bajos en matemáticas, estos alumnos no podrán competir en áreas como inteligencia artificial, programación o tecnología avanzada, lo que acentuará la brecha entre quienes asisten a escuelas públicas y privadas.
Erik Avilés, académico del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, señaló que muchos estudiantes llegarán al bachillerato sin bases sólidas, como comprensión lectora o álgebra, lo que dificultará su permanencia en el sistema educativo. «Esto lleva a una cadena de fracasos académicos que termina en la deserción y cierra el camino a la educación superior y mejores empleos», alertó.
Avilés advirtió también que la falta de pensamiento matemático y científico limita el acceso a carreras mejor pagadas, condenando a muchos jóvenes a empleos precarios. “Estos estudiantes quedarán automáticamente excluidos de sectores como tecnología, finanzas o ingeniería”.
El especialista subrayó además los riesgos sociales: “Con estas deficiencias, estamos formando una generación incapaz de diferenciar hechos de opiniones o noticias falsas de información verificada. Serán presa fácil de discursos populistas y movimientos extremistas”.
Por su parte, Paulina Amozurrutia Navarro, coordinadora nacional de ECR, lamentó que los bajos resultados son consecuencia directa de que el gobierno federal no implementó programas de reforzamiento académico tras la pandemia.
“Ya PISA 2022 nos había advertido sobre este retroceso, pero el gobierno decidió ignorar la crisis educativa”, afirmó. Y concluyó: “Quienes no dominan lectura o matemáticas básicas están condenados a empleos mal pagados y a depender de apoyos gubernamentales para sobrevivir”.