La madrugada del 6 de abril, un grupo armado atacó la comandancia de la Policía Municipal de Ojocaliente, Zacatecas, lanzando artefactos explosivos caseros desde motocicletas tipo cross. A pesar de la agresión, no se reportaron personas lesionadas.
El ataque causó daños materiales considerables, especialmente en la fachada del edificio y en una patrulla estacionada frente al inmueble.
El fiscal general del estado, Cristian Paul Camacho, confirmó el hecho y detalló que los responsables huyeron con rumbo desconocido. La Fiscalía ya abrió una carpeta de investigación, y se encuentran recabando pruebas mediante Servicios Periciales y la Policía de Investigación.
“Se trata de una agresión con artefactos explosivos que afectó una patrulla y la fachada de la comandancia, sin personas heridas”, explicó el fiscal.
Por su parte, el secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Mugüerza, indicó que el artefacto lanzado pudo haber sido una bomba molotov o un explosivo de baja potencia. Agregó que el ataque podría estar relacionado con la reacción de grupos delictivos ante la disminución de delitos de alto impacto en la región.
“Frente a la imposibilidad de operar con fuerza, los grupos criminales intentan generar inestabilidad. Afortunadamente, no hubo pérdidas humanas”, señaló Reyes Mugüerza.
Tras el ataque, se desplegó un operativo de seguridad con fuerzas estatales, federales y del Ejército Mexicano para resguardar la zona y dar con los responsables. La Fiscalía continúa con las investigaciones.
De manera paralela, estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelaron que en 2023 se registraron 37,812 delitos contra menores de edad, un incremento del 0.3% respecto al año anterior.
Entre los delitos más alarmantes se encuentran la corrupción de menores, que alcanzó su punto más alto desde 2015 con 2,517 denuncias, un aumento del 9.8%. Además, los casos de extorsión contra menores llegaron a 298, el número más alto registrado.
Según el organismo internacional ACLED, en 2024 México fue considerado el país sin guerra formal más violento del mundo. En América Latina, lo siguen Brasil, Colombia, Honduras y Venezuela.